En el mundo de la inversión como en el empresarial existen distintos tipos de empresas según su función, su sector, su tamaño, etc… Pero en el ámbito de la inversión es importante conocer las 6 categorías que dominan el mercado para saber cómo invertir en ellas.
Cuando uno habla sobre categorías de empresas, lo más probable es que le venga a la mente categorías tales como Sociedad Limitada, Sociedad Anónima, etc… Sin embargo, en este post no vamos a tratar nada de eso. Vamos a hablar un poco de estas divisiones que Peter Lynch, el autor de «Un Paso por Delante de Wall Street» y el ex-gestor del fondo Fidellity Magellan, (el cual bajo su mandato consiguió retornos anuales del 29% por año entre 1977 y 1990) establece en su obra.
La primera sería la de valores de bajo crecimiento. Estas empresas fueron grandes sociedades en su tiempo, pero llegado un momento perdieron el fuelle. Bien porque llegaron a un punto de alto crecimiento donde no podían subir más, porque se cansaron de sacar su máximo potencial o, incluso, que el sector económico en conjunto en el que se ubicaban se vino abajo y ellas con él. Tarde o temprano todos los sectores de gran crecimiento se terminan convirtiendo en sectores de bajo crecimiento. Estos valores de bajo crecimiento destacan por varias razones:
- Su gráfico la delata: pocas pendientes y muy plano en general.
- Ofrece un dividendo generoso y regular. Esto ocurre cuando las empresas no encuentran nuevos modos de expandirse o diversificarse y utilizan ese dinero para atraer inversores.
Aquí te muestro una comparación para que puedas notar la diferencia. El de la izquierda es el de Repsol (valor de bajo crecimiento) y el de la derecha es el de Amazon (gran empresa con gran crecimiento a lo largo de los años).


A continuación, estarían las empresas estables. Estas podrían ser tales como Coca-Cola, Procter and Gamble o Kellog. Estas empresas no son especialmente rápidas subiendo en bolsa, pero son notoriamente mejores que las de bajo crecimiento. Son empresas seguras frente a las crisis que nunca están de más para tenerlas en cartera. Kellog no ha estado ni un trimestre en rojo en treinta años y Bristol-Myers tan solo uno. El autor recomienda que, en circunstancias normales, deberíamos estar encantandos con un rendimiento de un 50% en dos años con esta clase de empresas.
Las terceras serían las empresas de alto crecimiento. ¿A quién no le gusta ver como su dinero crece a un ritmo vertiginoso? Estas son empresas nuevas, pequeñas y agresivas que crecen a una tasa del 20% o 25% anual. En ocasiones, una o dos como estas que den éxito pueden justificar toda una carrera como inversor. Las empresas de alto crecimiento no tienen por qué pertenecer necesariamente a un sector de alto crecimiento. En realidad, es mejor que no sea así porque encontraremos un mercado menos saturado y conocido.
Obviamente, este tipo de empresas conllevan su riesgo: empresas jóvenes con un exceso de entusiasmo y un déficit de financiación llevan el riesgo implícito, como es lógico. Pero ahí es dónde está la clave: un alto riesgo conlleva la posibilidad de una gran recompensa. Wall Street castiga con dureza las empresas de alto crecimiento que pierden fuelle y se quedan en bajo crecimiento, y cuando eso sucede, las acciones reciben una buena caída. La recomendación es buscar empresas con buen balance y buenos beneficios. La clave está en saber cuándo van a dejar de crecer, y cuánto pagar por su crecimiento.
En cuarto puesto se hallarían las empresas cíclicas. Una empresa cíclica es aquella cuyas ventas y beneficios suben y bajan de manera regular, aunque no del todo predecible. En sectores en crecimiento las empresas crecen y crecen, pero en este caso, primero se expanden y luego se contraen, para repetir el ciclo a continuación. De ahí su nombre.

Empresas de automóviles, aerolíneas, fabricantes de acero y neumáticos y empresas químicas serían algunos de estos ejemplos. También las empresas orientadas a defensa de podrían encasillar en esta categoría dado que sus resultados varían en función de las políticas de las distintas administraciones.
El gráfico de este tipo de empresas parece una montaña rusa que sube y baja de forma continua. Cuando termina una recesión y la economía se recupera, las empresas cíclicas mejoran y sus acciones tienden a crecer mucho más rápido que las estables. Esto se debe porque en una economía fuerte la gente compra coches, hace más viajes, sube la demanda de acero y productos químicos… Por el contrario, cuando la economía va mal, estas sufren. Se puede perder más del 50% del dinero comprando en el punto indebido del ciclo.
Con las cíclicas el momento lo es todo, y es preciso que aprendas a detectar los primeros signos de declive o de alza. Si trabajas en alguna profesión relacionada con los sectores que he mencionado arriba, cuentas con una ventaja muy importante que en ninguna de las otras categorías puede ser tan beneficiosa.

Las empresas recuperables estarían en el quinto lugar. Son empresas que lo han pasado mal y algunas están al borde de un concurso de acreedores. No las confundamos con empresas de bajo crecimiento, estas no tienen ningún crecimiento. Hay distintos tipos de recuperación para estas empresas, pero si uno acierta con ellas el retorno de la inversión es muy satisfactorio.
Por último, tendríamos a las empresas de activo oculto. Existe un activo oculto cuando una empresa posee algo valioso y tú tienes conocimiento de ello, pero no la gente de Wall Street. Hoy en día, con tantos analistas y especuladores parece difícil pensar que algún activo se le escape a toda esta gente, pero los hay.
El activo en cuestión puede ser algo tan sencillo como un montón de dinero en efectivo. A veces pueden ser inmuebles. Hay activos ocultos en metales y petróleo, en periódicos y en emisoras de televisión, en fármacos patentados e incluso en las pérdidas de una empresa. Hay activos ocultos en todas partes. Conocerlos requieren un buen conocimiento de la empresa que los posee, pero una vez asumido esto solo es cuestión de paciencia y astucia.
Cabe mencionar también que las categorías mencionadas no son estáticas. Con esto me refiero a que hay empresas que pueden empezar siendo de alto crecimiento, luego estrellarse y volverse una de bajo. Nadie puede tener un crecimiento exagerado y sostenido en el tiempo porque llega un momento en el que no se puede crecer más.
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