El prejuicio es un sentimiento que está arraigado en nuestra sociedad. En ocasiones es más fácil eliminarlo y en otras no tanto. En este post, vamos a hacer un viaje hacia las raíces de esta emoción tan compleja y diversa y trataremos de dar algunas soluciones para eliminarla.
El aprendizaje emocional de los prejuicios tiene lugar a una edad tan temprana que hasta quienes comprenden que se trata de un error tienen dificultades para eliminarlo por completo. Según la opinión de varios psicólogos expertos en el tema, las emociones propias de los prejuicios se consolidan durante la infancia, mientras que las creencias que los justifican se aprenden mucho después. Esto es bastante curioso, estamos diciendo que primero se aprende a odiar y luego se aprende el por qué. Haz la prueba tú mismo si no lo crees. Prueba a abandonar tus prejuicios y te darás cuenta de qué es mucho más fácil cambiar tus creencias intelectuales que tu sentimiento hacia ellas.
Un ejemplo de esto podría ser el del típico jefe que cree no tener ningún tipo de prejuicio, pero que se niega a contratar a un trabajador negro porque «no cumple con la experiencia o condiciones necesarias para el puesto» y, sin embargo, no tiene las mismas dudas cuando un trabajador blanco se presenta con la misma formación que el anterior.
El poder de los estereotipos sobre los que se basan los prejuicios procede del mismo tipo de pensamientos de forma que convierten en una especie de profecía autocumplida. En este sentido, las personas recuerdan más fácilmente los ejemplos que confirman un estereotipo que aquellos otros que tienden a refutarlo. Es por ello qué cuando, por ejemplo, nos presentan a un inglés de fiesta que es muy social y abierto, tendemos a pensar que es porqué ha bebido y así seguir mantenimiento así el prejuicio del típico inglés frío y reservado.
Al final es más práctico tratar de eliminar la expresión de los prejuicios que intentar cambiar esa actitud, dado que los estereotipos cambian muy lentamente. Prueba de ello son los casos en los que se trata la discriminación escolar y que acaban desembocando en más hostilidad entre los grupos.

Pero no todo está perdido, puesto que los prejuicios son una variedad del aprendizaje emocional el reaprendizaje es posible, aunque necesite tiempo y no pueda ser el resultado de un simple cursillo de entrenamiento de la diversidad. Lo que sí puede servir, por contra, es la cooperación sostenida día tras día y el esfuerzo común entre personas procedentes de estratos distintos. Cuando se trabaja en equipo en la búsqueda de un objetivo común, sea en el ámbito que sea, los estereotipos acaban rompiéndose.
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